martes, 11 de mayo de 2010

DE ALMANSA A CADIZ - EL CALVARIO, PIES DE LA PASTORA

Cuando en la vida pasa por delante de ti, un tren deseado, una oportunidad añorada, una ocasión que podrías pensarla imposible, o te aferras a que se haga realidad, o no la cuentas nunca como experiencia propia.
Desde los primeros años de coparticipación en la Semana Santa, tuve la ilusión, quizás alimentada en la amistad fraternal, que me une a D. Angel Infantes, de conocer los verdaderos entresijos, la realidad viva que supone ser costalero, entendido en su versión mas pura y natural, desde la tradición andaluza y para gloria de esta estirpe, los hombres de trono que en sus costillas cargan el peso de grandiosos altares, pulidamente ornamentados y culminados con el arte representativo de la cultura cristiana mas singular.
Es por eso que;

Aquí vengo a proclamar
sin recato y en voz alta,
la gloria de una amistad,
en voluntad ofrecida,
por amigos de verdad.
Así lo dicta la moral,
el sentir, en si profundo,
dar abrigo al sentimiento
y saciar al cuerpo hambriento,
cuerpo necesitado,
de experiencias muy supremas
donde se vierten lágrimas
por la gracia ya servida,
donde el dolor no quema
y lo hace el pensamiento.
Invitados a ver, a husmear, quizás a intentar conocer
y saborear las mieles del dolor, el viernes 7 de mayo de 2010, representantes de la cofradia del Calvario de Almansa, viajamos a Cadiz, de la mano de D. Angel Infantes, Hermano Mayor de la misma, amigo cofrade y anfitrión donde los haya, a fin de participar en la procesión en honor de la Madre del Buen Pastor(La Pastora de Trille). Y he aquí que tras un agradable viaje, que no corto, nos hallábamos todos, ante las puertas de la afabilidad, la hospitalidad y simpatía gaditanas, que no consiguen mas que hincharnos el corazón de agradecimiento, pues desde ese instante ya somos gaditanos.
Un ligero buffet, que dicho sea de paso nos alegra el paladar al tiempo que nos redime del viaje, hace de este encuentro ejemplo vivo de realisima fraternidad, donde vienen a intercambiarse relatos, opiniones y alguna pequeña discusión, no maliciosa, en favor de construir una rápida amistad, capaz de llevarnos a entender lo misterioso del sentimiento de hermandad que nos une por segundos.
Y a las 19,00 h. de esa misma tarde;



¡ Como desmerecer tal encuentro !
¿ como evitar la entrega ?
si la reseña brindada,
requiere de mi, sin denuedo,
la abnegacion improvisada
mas allá de la misma yaga.
Pues ante mi se alza,
grandiosa, en inmaculada
estampa, la Divina redentora,
Madre de mis fervores,
mi guia, la Pastora.
Porque hoy es mi Señora
y a ella doy el corazón,
mis espaldas sin demora,
por la gloria de su nombre
no entiendo, que haya hombre,
que no rinda sus honores.



Esta era nuestra oportunidad, se nos había concedido la gracia de participar de modo activo en la procesión, por que artificio? que merecimiento blandíamos para tan elevado prestigio? era este ofrecimiento, fruto de la intervención divina, por el esforzado desplazamiento?

Sin atender a razones, no mas que las del corazón, ahí fuimos, decididos a entregarnos, a ponernos a disposición de auténticos maestros del arte cofrade, del carisma cristiano procesional y del sacrifico fraternal, en pos de la eterna glorificacion de María, madre de los hombres de buena voluntad. Y así ocurrió que el misterio se desvelo real, incontables cuerpos calientes y sudorosos, en la armonía sencilla de los acordes de una marcha procesional transcurría por las calles de Cadiz, pero no como tanta y tantas veces en su tradición, sino con el descarado apoyo de los principiantes que al abrigo de la experiencia, realizaban sus mas ansiados deseos como costaleros de paso.
"Levantas, punteritas, sitio y dos adelante, sitio y cuatro mas pero con elegancia, y solo por ella, por la mas grande, mirala que viene, sitio y dos atrás, y ahora yenquita, que no sale, se repite..."
que locura, la emoción llega al culmen, me hace callar un sinuoso coro entonando el Ave María, sencillo y casi romántico, dulce ensamblaje de voces de esos hombres enamorados del trabajo que hacen.
Irrepetible , podremos volver, pero no sera igual, quizás distinto con otra intensidad, de otro sentimiento, pero irrepetible la primera vez, es el flechazo venenoso del amor por esta pasión cofrade, por la autentica amistad y el reconocimiento pleno a la buena voluntad de las gentes sencillas, capaces de movilizar a naciones desde los encubiertos pasos y bajo sus trabajaderas, revestidas de palio y oro.
Dejame Cadiz que te sienta,
auxiliame en el susurro de tu voz,
llename Cadiz, que te oiga,
inundame de tu clamor.
¿ Cuanto se debe al ofrecimiento
que mal paga el despudor ?
como te alivia en su inocencia,
y te va guardando, en su temor.
Pero llega la hora, y la sentencia
del miedo vano, fiel ejecutor
te llama La virgen de la Pastora,
Cadiz levanta, Madre del redentor.
Entre golpes de fervor
y vivas encrespados,
ya me empujan a la entraña
y me acopla el calzador,
que con martillo firme
y fina efigie,
no desluce el llamador.
Esta es la Madre Pastora.
yo su esclavo servidor.
Almansa,
viene a mi desde el inicio
y no llega a deshora,
puede ser este el principio
del amor por la Señora,
de la esclavitud divina
que entre gozos y sonrisas
haga verbo el participio,
que donde dije fuese digo
y donde digo, no se ha dicho
MADRE Y SEÑORA,
LA DOCTORA,
ESTE SIERVO SU CLEMENCIA
IMPLORA
POR TALES DESATINOS.
al pensar que bien pudiera
perderse en la ignorancia,
de no creer sin tardanza
que una misma cosa fueran
la de Cadiz y la de Almansa.

Poco queda que añadir, estas son las sensaciones vividas al menos por mi.
Luego vino el descanso, y el viaje de regreso, con parada en Sevilla, a visitar a su Señor, al Cristo del Amor y a El Silencio, imagenes bien veneradas en esta capital andaluza y valuarte de la fe cristiana de muchos creyentes.
Disfruten a continuación y tras los enlaces del diverso reportaje videofotografico que me presto a ofrecerles, sin el no se podría entender gran parte de esta experiencia, vivida por costaleros de Almansa en Cadiz.


http://www.lavozdigital.es/cadiz/multimedia/fotos/cadiz/56038-procesion-pastora-trille-0.html